El partido no había empezado bien. Nada bien. De hecho, Kevin estaba teniendo una de las faenas menos fértiles de aquella temporada y de toda su carrera.
En el primer intento de canasta, nada, agua, un churro. No hubo suerte. Se notaba como distinto, agarrotado, fallón. Segundo tiro, más de lo mismo, y sin apenas haber sido consciente se fue casi seco de…