Desde hace muchos años el corazón me traiciona. Siento, de forma absurda, que la NBA le debe algo al aficionado español. Recalco lo de «español» porque en modo alguno voy a sentir pena por los franceses o los hijos de la Gran Bretaña.
Sería raro, o más bien imposible, que cualquier aficionado de sillonball no comenzase su …