Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Poderoso caballero es don dinero, Francisco de Quevedo y Villegas. Siglo XVII.
En la vida hay momentos en los que mantener el equilibrio, el encaje de bolillos, la equidistancia y el molonismo resulta imposible si hay intereses económicos de por medio. Es lo que le ha pasado a la NBA desde este fin de semana.
La Liga se ha metido en un berenjenal sin comerlo ni beberlo. Un problema del que deberá salir de la mejor manera posible con el lastre de tener que hacerlo en una línea muy distante a la de sus actos pasados. En el pasado la NBA ha respaldado a miembros individuales o actuado de forma global en defensa de la igualdad, contra el racismo y los abusos policiales e incluso apoyando a la comunidad LGTB. Eso está muy bien. Pretender que con China actúen igual sería de ilusos.
Porque en China hay más de 300 millones que practican baloncesto, existe un operador estatal que paga a la NBA 300 millones de dólares al año por emitir sus partidos y porque 21 millones de personas, más que en Estados Unidos, vieron el Game 6 de las Finales de 2019.
Daryl Morey, general manager de los Rockets, publicó este fin de semana un tuit que ha desatado una tormenta geopolítica. El dirigente de Houston defendió las protestas de Hong Kong en “lucha por la libertad” y la cascada de sucesos desde entonces ha sido descomunal:
Tencent, el operador que emite los partidos NBA en China, ha dicho que no va emitir más partidos de los Rockets. (¿Si los Rockets juegan en playoffs una serie contra Lakers o Warriors tampoco van a ser emitidos?)
La CBA, la federación china presidida por Yao Ming, ha suspendido relaciones con los tejanos.
La CBA ha suspendido los partidos de exhibición de dos equipos G League en China (uno de los equipos era Rio Grande Valley, afiliado de Houston).
Li-Ning y otros han suspendido sus patrocinios con los Rockets.
Y tantas cosas que están pasando en tiempo real que si esperamos a tener la lista completa no escribimos este artículo nunca.
El caso es que Morey ha metido la pata hasta el fondo. Ya ha dicho que no quería ofender —“Simplemente estaba dando voz a un pensamiento basado en una interpretación de algo complejo. Desde ese tuit he tenido ocasión de escuchar y considerar otras perspectivas”— y ha borrado su mensaje de marras. Pero da igual. En China están muy molestos y no se está pidiendo su cabeza directamente, pero casi.
Los Rockets no tienen idea de despedir a Morey, pero su propietario no ha tardado en salir a decir que lo que ha dicho su general manager no tiene nada que ver con Houston Rockets y que la franquicia no es una organización política… En 2017, eso sí, no tuvo reparos en decir alto y claro que Donald Trump sería un gran presidente para Estados Unidos porque fomentaría el capitalismo, “lo mejor de América” según él. Y está bien, cada uno puede hablar de lo que quiera mientras no esté en China. El problema viene cuando te ves obligado que recular, dar media vuelta y mostrar al mundo que tu también eres como los demás, que no eres especial y que formas parte de los muchos que pueden decir: “Estos son mis valores. Si no le gustan, tengo otros”.
Morey ha dejado a la NBA expuesta en ese sentido ya que hoy ni la NBA ni los Rockets están para ser tomados como ejemplo de organizaciones modernas que luchan por lo que creen.
El mensaje de la NBA:
“Reconocemos que las opiniones expresadas por el general manager de los Houston Rockets Daryl Morey han ofendido profundamente a muchos de nuestros amigos y aficionados en China, algo que es lamentable. A pesar de que Daryl ha dejado claro que su tuit no representa a los Rockets o a la NBA, los valores de la liga están en apoyar a que las personas se informen y expresen sus opiniones sobre los asuntos que les importen”.
En Japón incluso James Harden ha salido a hablar con la prensa mientras Russell Westrbook estaba a su lado:
“Pedimos perdón. Nos encanta China”.
Y eso que Harden no ha causado problema alguno, pero él es la cara del segundo equipo con más seguimiento online en China y no queda otra.
Adam Silver, también en Japón, ha reconocido que “sin duda el impacto económico ya es evidente” y que “ha habido consecuencias dramáticas por ese tuit”. Silver, en persona y tras ver las numerosas críticas que está recibiendo la NBA en occidente por dejar a Morey al pie de los caballos, no ha querido separarse tanto del general manager como se ha hecho en el comunicado oficial.
“He leído que algunos medios sugieren que no estamos apoyando a Daryl Morey, pero es un hecho que lo hacemos. Pienso que, en base a una organización en la que priman los valores, Daryl Morey es apoyado en que pueda ejercer su derecho a la libertad de expresión. Lo que apoyo es que tenga libertad de expresión política en esta situación. También apoyo a Joe Tsai” (Tsai es el propietario de los Nets, chino, y ha sido crítico con el mensaje de Morey explicando el sentir histórico de la población china respecto a Hong Kong).
“Son situaciones complejas que no se pueden tratar fácilmente en redes sociales. No puedo dirigir la NBA tratando de satisfacer a todo el mundo en Twitter”.
“Y quiero añadir que el hecho de haber pedido perdón a los aficionados en China no es algo inconsistente con apoyar el derecho a que alguien tenga un punto de vista”.
En fin. En los próximos días Lakers y Nets jugarán dos partidos en el gigante asiático, por lo que será interesante ver qué respuesta da entonces LeBron James, uno de los atletas más comprometidos políticamente, cuando le pregunten por esta situación. ¿Se marcará un Harden?
Lo dicho, poderoso caballero es don dinero.
El lío es tal que hace unos minutos Adam Silver ha vuelto a sacar un nuevo comunicado. En él reconoce que el primer comunicado de la NBA dejó a mucha gente "enfadada, confusa o con dudas de quienes" son o "lo que la NBA defiende". Termian diciendo que "la NBA no se va a poner en una posición en la que tenga que regular lo que sus empleados, jugadores o propietarios digan o no digan respecto a esos temas". No sé si tendrá algo que ver con esto que hoy ni siquiera ha querido comentar la situación Steve Kerr, quien no se calla políticamente nunca contra Trump y lo que él considera injusto.
Yo quizá esté equivocado pero o LeBron no habla o si lo hace es para ser completamente sincero.