Cuesta entender el comportamiento humano. Da igual los años que tengas, lo que hayas vivido. Según sumas tiempo en el planeta dejan de sorprenderte ciertas actitudes y respuestas a determinadas situaciones, pero nunca dejas de llevarte sorpresas ni eres capaz de comprender a todo el mundo. No entiendes el por qué de ciertas situaciones. No comulgas con decisiones, supuestamente por un bien mayor, que causan sufrimiento a corto y medio plazo.
¿Qué necesidad había de esto?
La pregunta nos la podemos hacer respecto a las guerras, al caos arancelario —sumir al mundo en la locura durante una semana para luego dar ¿marcha atrás? porque la «estrategia» predefinida así lo indicaba— o al ver a Doncic jugando anoche en Dallas con otra camiseta diferente a la de sus queridos Mavericks.
No comparo unas cosas tan serias con algo tan poco importante como es el deporte profesional. Simplemente doy contexto al sentimiento de la gente. ¿A quién le gusta el sufrimiento ajeno?
Ver a Luka llorando antes del partido de anoche recordó a todos la escasa ética, nula empatía y mucha clandestinidad que reinaron en las oficinas de los Mavs durante los últimos meses. Entre otras cosas a Doncic le habían robado en su hogar en diciembre y se compró una casa nueva en Dallas en enero comunicándoselo a la franquicia, la cual le felicitó por hacerlo. Días después fue traspasado. La traición que ha sentido este hombre le modificará el comportamiento para siempre. La vida es así, pero qué pena que la vida tenga que ser así.
Doncic no quería salir de Dallas. Doncic, uno de los mejores jugadores del mundo, deseaba pasar toda su carrera deportiva con los Mavs. Fue elevando el techo del equipo poco a poco y anoche, durante el vídeo tributo que pusieron en el marcador antes del partido, terminó de desmoronarse cuando vio imágenes de sus pasados playoffs, cuando él y sus compañeros sorprendieron al mundo.
Los aficionados de los Mavericks se presentaron al partido listos para apoyar a quien ellos creían que lo merecía: Doncic. Las camisetas con el 77 de Mavs o Lakers fueron mayoría absoluta. Celebraron sus canastas, gritaron “Luka, Luka”, pidieron el despido de la mente preclara que ejecutó su traspaso y se fueron a casa impactados emocionalmente por volver a sentir que el futuro que imaginaban, ya no será.
La autodestrucción de Dallas, un equipo que podría haber sido candidato a todo durante una década y ahora se mueve entre la melancolía, la oscuridad y el mal rollo. Se recela de los propietarios, del general manager y del entrenador. Claro que apoyarán al equipo, pero la forma de actuar de los de arriba nunca se olvidará. Saben que no son de fiar. Como lo sabe Doncic:
He publicado estas líneas e imágenes para recordar este día. Para que aficionados del futuro puedan ver las consecuencias de cometer errores históricos.
Los Lakers son los únicos satisfechos de todo esto, pero ni siquiera la felicidad de tener a Luka es plena. Porque en todo este asunto se ve la miseria, la frialdad robótica, la osadía del ego, el sufrimiento de los tuyos. Luka no quería irse. Está pasando un duelo.
La decisión de Nico Harrison y los Adelson-Dumont ha traído pesar para casi todo el mundo. Un sinsentido.
Buen jueves.
—Elio
En el texto ni siquiera he querido poner lo que hizo a nivel deportivo. Por no hurgar más en la herida.
45 puntos, 8 rebotes, 6 asistencias, 4 robos, 7 triples, 16/28 en tiros de campo.
Precioso artículo, fiel reflejo de los sentimientos encontrados de anoche.